Ferran Adrià nos compartió su visión de la innovación mezclada con su historia, sus decisiones y algunas pinceladas de sus proyectos futuros. Nos habló de cómo, a lo largo de su trayectoria, los factores personales y contextuales han ido dando forma a su historia, a sus decisiones y que es algo de lo que normalmente no se habla, para recordarnos que las circunstancias a veces propician unas soluciones/innovación y otras veces no.

Su historia está al alcance de todos, pero pudimos sentir cómo la innovación es su motor y cuál es su visión.  Para él, la gran innovación de El Bulli no fue la cocina. El Bulli fue un gran laboratorio del que ha salido el 80% de la innovación en cocina en el mundo en los últimos años. Fue un modelo de negocio, que es lo que ha perdurado una vez cerrado el restaurante. Gracias a este enfoque sigue siendo hoy un referente en innovación.

Para Ferran Adrià hay un exceso de lo que él llama innovatitis. Cree firmemente en que no todos tienen que innovar. El 99% de las pequeñas empresas no tienen que innovar. Lo importante es que todos estemos abiertos al cambio, tener mentalidad innovadora. La innovación comporta un alto grado de riesgo y dificultad y no pasa a menudo.

La mortalidad de las empresas pequeñas y de las startups es tan elevada que si además todas quieren hacer innovación, el ritmo de desaparición aumentará.

No negó que la pasión no sea importante, pero defendió que sobrevaloramos en detrimento de la gestión. Se nos reveló como un claro defensor de la profesionalidad frente a la pasión, de la comprensión y reflexión del modelo de negocio frente a la toma de decisiones no fundamentada.

No te pierdas la charla completa que tuvo lugar en el marco del #TechSpiritBarcelona en el siguiente link

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