La accesibilidad en aplicaciones móviles es fundamental para garantizar que cualquier persona, independientemente de sus capacidades físicas, sensoriales o cognitivas, pueda interactuar con ellas de manera autónoma y efectiva. En España, más de 4 millones de personas tienen alguna discapacidad, y la accesibilidad no solo beneficia a este colectivo, sino también a personas mayores y usuarios con limitaciones temporales o situacionales.
Diseñar aplicaciones accesibles implica que sean perceptibles, operables, comprensibles y robustas. Esto incluye, por ejemplo, proporcionar texto alternativo a imágenes, compatibilidad con lectores de pantalla como VoiceOver o TalkBack, y opciones de navegación por voz. Lourdes González, de Fundación ONCE, destaca que las aplicaciones deben integrar productos de apoyo y diseño inclusivo desde sus primeras fases para garantizar su usabilidad.
La accesibilidad no solo es un requisito legal en muchos países, como España con normativas como el Real Decreto 1112/2018 y la Ley 11/2023, sino también una ventaja competitiva para ampliar la base de usuarios. Estudios indican que puede incrementar el número de usuarios potenciales en hasta un 20%. Además, funciones accesibles como subtítulos o alto contraste mejoran la experiencia para todos, no solo para personas con discapacidad.
La accesibilidad puede dividirse en varias categorías:
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Física: Métodos alternativos como controles por voz o pulsadores externos para personas con movilidad reducida.
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Sensorial: Textos alternativos, subtítulos y notificaciones visuales o hápticas para usuarios con discapacidades visuales o auditivas.
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Cognitiva: Interfaces simples, instrucciones claras y contenido organizado para personas con dificultades de aprendizaje.
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Situacional: Soluciones útiles para limitaciones temporales, como controles por voz en caso de lesiones.
El marco legal vigente en España establece que tanto sitios web como aplicaciones deben cumplir con estándares como la norma UNE-EN 301549, alineada con las WCAG 2.1. Estas pautas se basan en principios como perceptibilidad, operabilidad, comprensibilidad y robustez, conocidos por el acrónimo POUR.
Entre los principales retos para lograr la accesibilidad destaca la falta de conocimiento técnico y la resistencia a invertir en desarrollo nativo accesible. Lourdes González señala que diseñar aplicaciones accesibles desde el inicio simplifica los procesos y evita duplicar versiones, garantizando su actualización y usabilidad.
El artículo también resalta el papel de tecnologías como la inteligencia artificial para mejorar la accesibilidad, desde la generación automática de descripciones hasta el diseño de interfaces inclusivas. Otras innovaciones como la realidad aumentada, interfaces cerebro-computadora y tecnología háptica también marcarán el futuro de las aplicaciones accesibles.
En conclusión, incorporar la accesibilidad desde las primeras etapas de desarrollo no solo cumple con las normativas legales, sino que mejora la experiencia de usuario y refuerza el compromiso social de las empresas. GooApps, con su metodología de desarrollo accesible, se posiciona como líder en este ámbito, ofreciendo soluciones inclusivas y de alta calidad.